sábado, 22 de diciembre de 2012

También en la música está Dios

Dios se encuentra en todo lo bello... Y, por lo tanto, también en la música, si es bella, si es una buena música. Esa  música que tan poco abunda hoy... pero que existe: ¡por supuesto que sí!

Escuché ayer una canción de Pablo Alborán, que reproduzco aquí, en este blog, porque al oírla, me sorprendí a mí mismo bailando, bailando de alegría y con el corazón puesto en el Señor... Así que, por aquello de que debemos consolar a los demás con el mismo consuelo con el que nosotros mismos somos consolados por Dios (2 Cor 1,4), incluyo dicha canción en este blog, acompañada de la letra. 


No me cabe duda de que, cuando Pablo Alborán escribió esta canción lo más probable es que la inspiración le viniera del amor hacia su novia... y de que en eso pensara para componerla. Lo que no es óbice, sin embargo, sino todo lo contrario, para que yo pueda hacer míos esos sentimientos y, al cantarla, me dirija, en mi corazón,  hacia Dios que es, al fin y al cabo, el autor de todo cuanto existe; y que, además, ha querido ser mi amigo: "Ya no os llamo siervos, sino amigos" (Jn 15,15). 

De modo que, sin más preámbulos, que pueden aburrir más que otra cosa, pasamos ya a la canción que nos ocupa. Tal vez a alguno de vosotros, cuando la escuche,  le entre también ganas de bailar, de bailar de alegría,  como a mí me ocurrió. Ese es mi deseo. ¡Que lo disfrutéis! 

Duración 3:51 minutos


Enciende las luces
en este puerto donde esperas mi barca,
para que regreses,
me llenes de sueños y devuelvas mi calma.

Porque si te pierdo,

yo no me encuentro,
porque eres parte de todo lo que soy.

Yo no te olvidaré, siempre te querré.

Nada nos podrá separar jamás.
Dentro de mí, cuando me acuerde de tí,
tu luz me guiará y me iluminará.

Desde la distancia,

cada día que pasa se hace más fuerte mi amor,
porque tanta alegría, mi vida, no se puede perder,
y a pesar de lo lejos que estés,
sigue viva tu magia en mi ser.

Y si te pierdo, yo no me encuentro,

porque eres parte de todo lo que soy.

Yo no te olvidaré, siempre te querré.

Nada nos podrá separar jamás.
Dentro de mí, cuando me acuerde de tí,
tu luz me guiará y me iluminará. (bis)

Lo eres todo para mí,

mi voz siempre será tuya.
Hoy, que el día que acaba aquí,
que mi alma lleva tiempo desnuda.

Yo no te olvidaré, siempre te querré.

Nada nos podrá separar jamás.
Dentro de mí, cuando me acuerde de tí,
tu luz me guiará y me iluminará.

Yo no te olvidaré...

Yo no te olvidaré...
Yo no te olvidaré.
Pablo Alborán