martes, 13 de diciembre de 2016

No debemos escandalizarnos de Jesús y sí compartir con Él nuestras cruces (Monseñor Munilla, Domingo 3º de Adviento)



Jesucristo en la Eucaristía es un anticipo del Cielo, aun cuando no lo veamos. El no vino a quitarnos las cruces y el sufrimiento sino a que las compartiéramos con él, haciendo así gloriosa la cruz si nos abrazamos a ella en la fe. Por eso: "Dichosos los que no se escandalicen de Él". Ese fue el mensaje que le dirigió al Bautista cuando éste se encontraba encerrado, por orden de Herodes, en la fortaleza de Maqueronte. El Bautista, que es el santo de la Alegría, el que anuncia a Jesucristo, su Precursor, "el mayor de los hombres nacido de mujer". Así debe de ser también nuestra vida como cristianos. En Jesucristo Dios nos lo ha dicho todo y no le ha quedado nada por decir. No tenemos que seguir esperando lo que ya tenemos.