Le dedico al padre Alfonso esta "poesía", si es que se le puede llamar así, porque pienso que se la puede aplicar a sí mismo, con toda propiedad. Representa lo que ha sido y está siendo su vida, aquello por lo cual se ha consumido y se esta consumiendo:
Bregando sin descanso
mientras cumplo, a tu lado, mi faena …
aguardo, ansioso y manso,
con el alma serena,
compartir, tú y yo, la misma cena.
La inspiración para esta "poesía" surge del reconocimiento y de la gratitud, así como del cariño que siento por el padre Alfonso, con quien me he dirigido espiritualmente durante mi niñez y buena parte de mi juventud. Su influencia en mi vida ha sido decisiva, para conocer al Señor, "de verdad" (lo poquito que lo conozco) y para aprender a quererlo (aunque siempre estoy aprendiendo y nunca acabo de quererlo como Él merece ser querido)
La escucha de sus meditaciones, charlas y homilías me han hecho -y me siguen haciendo- mucho bien ... y lo mismo que a mí, a tantísima gente de buena voluntad que haya tenido la dicha de encontrarse con él o que, al menos, lo hayan escuchado.
Le doy gracias a Dios todos los días por haberlo puesto en mi camino. Poco le puedo ofrecer, a cambio. Pero eso sí: tiene todo mi cariño, mi corazón y mi amistad, además de mis continuas oraciones al Señor por él, de un modo muy especial.
José Martí
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