San Juan de la Cruz (Fontiveros, Ávila, 24 de
junio de 1542 – Úbeda, Jaén, 14 de diciembre de 1591),
fue un religioso y poeta místico del renacimiento
español, reformador de la Orden de los Carmelitas y cofundador
de la Orden de Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús.
Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua
española.
En 1567 fue ordenado presbítero en Medina del
Campo, donde conoció a Teresa de Cepeda y Ahumada, futura santa Teresa de
Jesús, que había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su «Reforma
carmelita», los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y lo
une a su causa de reforma de su orden, que tropezó con una gran hostilidad
por parte de los carmelitas calzados.
Por conflictos surgidos entre los carmelitas descalzos
y calzados, la noche del 3 de diciembre de 1577 Juan de la Cruz fue raptado y
conducido sigilosamente a la cárcel del convento de Toledo, donde sufrió tanto
rigor y penuria que, después de ocho meses, decidió fugarse, descolgándose de
noche por una ventana. Era la noche del 17 de agosto de 1578. Durante este
periodo de reclusión escribe las treinta y una primeras estrofas
del Cántico espiritual.
En 1582 escribió la Noche oscura del alma, la
primera redacción de la Llama de amor viva y la primera redacción del Cántico
Espiritual (la segunda fue en 1588). La segunda redacción de la Llama de amor
viva la escribió en 1591, el mismo año de su muerte.
El 28 de septiembre de 1591 va a Úbeda, "a curar de
unas calenturillas". Es su última enfermedad. Unas llagas malignas en el
empeine del pie acaban con su vida.. Cuando tocaban a maitines, sus últimas
palabras fueron: "Pues yo me voy a cantarlos al Cielo". Sonaban las
12 y comenzaba el sábado, 14 de diciembre de 1591. Tenía 49 años cuando murió.
Fue beatificado por Clemente X el 25 de enero de 1675 y
canonizado por Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726. Pio XI lo declaró
Doctor de la Iglesia el 24 de agosto de 1926. Su fiesta se celebra el 14 de
diciembre.
San Juan de la Cruz fue un hombre enamorado de Jesús, como
se refleja en sus escritos y en su vida. Sus poesías, cuya fuente de
inspiración fue el Cantar de los Cantares, tienen una perenne actualidad, tanto
en lo literario como, sobre todo, en el aspecto religioso, de relación amorosa con
Dios.
Yo me he fijado, concretamente, en su Cántico
Espiritual. Es tan bello este Cántico que
habría que escribirlo todo entero de modo que llegara hasta lo más hondo de nuestro corazón y
nos transformara. Trascribo, sin embargo, solo cuatro
estrofas entresacadas del mismo, pues su contenido está relacionado,
directamente, con la mirada del Amado (que es el asunto del que me he ocupado
en los posts anteriores).
10. Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para tí quiero
tenellos.
11. ¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!
22. Cuando tú me mirabas,
tu gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en ti vían.
23. No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.