viernes, 19 de julio de 2013

El encanto de tu mirada (31 a 34)


31. Yo puedo ya mirarme
sabiéndome por tí también mirado.
No puedo avergonzarme,
porque en mí te has fijado
y en tus ojos me he visto valorado.



32. Al fin he comprendido
que estás enamorado de mi amor,
que siempre me has querido,
y siento gran dolor
de no haber respondido con ardor.



33. Mas sé que me perdonas
y que tu amor por mí es verdadero,
sé que no me abandonas;
y lo que ahora quiero
es darme a tí, y darme por entero.



34. Y es posible esta entrega
si no pierdo de vista tu mirada,
porque de ella me llega
la fuerza deseada
que mantiene mi vida esperanzada.

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